¿Cómo “habla” la inflamación silenciosa?
A veces con señales obvias, como articulaciones rígidas que tardan en arrancar por la mañana.
Otras veces con pistas discretas: digestiones pesadas, piel irritada, cansancio que no se explica, una especie de “mente nublada” que hace que uno lea la misma línea tres veces.