¿Buscás apoyar tu sistema contra infecciones leves de forma natural?
Antibiótico Natural es una mezcla potente de hierbas
antimicrobianas diseñadas para complementarse y ayudarte
a mantenerte saludable.
Beneficios clave:
¿Por qué funciona?
Modo de uso.
30 gotas, 2 a 3 veces por día, diluidas en 1/4 vaso de agua.
Para dosificación en infantes consulte aqui.
Tiempo de uso máximo:
Se recomienda no exceder los 6 meses de uso contínuo. Luego puede pausar 1 mes y retomar.
Ingredientes.
ZARZAPARRILLA, LEMON GRASS, LAPACHO, CLAVO DE OLOR, AJO, QUINA, ENEBRO, PINO, OREGANO, JENGIBRE, EUCALIPTO, YERBA DE LA PIEDRA, VERBENA, CULANTRILLO, THUJA, GENCIANA Y PALO SANTO.
Este producto no genera dependencia, no barre la microbiota intestinal y no es contraproducente con el uso en conjunto de antibióticos sintéticos.
Comentario de Nat. Sergio Daniel Gutiérrez:
Más de una década de uso de este producto en mis paciente me ha garantizado una efectividad tan superior, que la medicina moderna ha logrado explicar. Procesos bacterianos ultraresistentes a fármacos se han doblegado frente al poder curativo de las plantas contenidas.
Los únicos casos que no han respondido favorablemente a su uso, han sido aquellos en los cuales se está operando una condición autoinmune subyacente, y también en aquellos paciente bajo tratamiento de inmunosupresores sintéticos. Si tuviera que descartar todos los productos de Driadas y quedarme con 3, este sería uno de esos.
$ 495,00
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Objetivo terapéutico:
Combate natural y sinérgicamente bacterias y hongos mediante una combinación de hierbas antimicrobianas tradicionales.
Ingredientes y mecanismo de acción.
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Hierba / Nombre botánico |
Principios activos principales |
Accionar terapéutico (infecciones) |
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Zarzaparrilla (Smilax officinalis / Smilax regelii) |
Saponinas esteroidales (sarsaponina, smilagenina), taninos, fitoesteroles |
Antimicrobiana, depurativa, coadyuvante en infecciones cutáneas y sistémicas; moviliza toxinas. |
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Lemongrass (Cymbopogon citratus) |
Citral (neral + geranial), mirceno, limoneno |
Antibacteriano y antifúngico potente; útil en infecciones respiratorias y digestivas. |
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Lapacho / Pau d’Arco (Tabebuia avellanedae, Handroanthus impetiginosus) |
Lapachol, β-lapachona, naftoquinonas |
Antifúngico de amplio espectro (especialmente Candida), antiviral y antibacteriano profundo. |
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Clavo de olor (Syzygium aromaticum) |
Eugenol, cariofileno, ácido galotánico |
Antiséptico, antibacteriano y antifúngico muy potente; útil en infecciones bucales, digestivas y parasitarias. |
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Ajo (Allium sativum) |
Alicina, ajoeno, compuestos sulfurados volátiles |
Antimicrobiano de amplio espectro (bacterias, hongos, virus, parásitos); inmunoestimulante. |
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Quina (Cinchona officinalis) |
Quinina, quinidina, cinconina (alcaloides) |
Antimicrobiano clásico; actividad frente a infecciones febriles, protozoos y algunos gram-negativos. |
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Enebro (Juniperus communis) |
Alfa-pineno, sabineno, mirceno |
Antiséptico urinario; útil en infecciones de vías urinarias y estados congestivos. |
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Pino (Pinus sylvestris) |
Alfa-pineno, beta-pineno, limoneno, borneol |
Antiséptico respiratorio; antimicrobiano; descongestivo en sinusitis y bronquitis. |
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Orégano (Origanum vulgare) |
Carvacrol, timol, terpineol |
Uno de los antibacterianos y antifúngicos más potentes de la fitoterapia; también antiviral. |
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Jengibre (Zingiber officinale) |
Gingeroles, shogaoles, zingibereno |
Antimicrobiano y antiviral moderado; antiinflamatorio; apoya en infecciones respiratorias y digestivas. |
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Eucalipto (Eucalyptus globulus) |
Eucaliptol (1,8-cineol), alfa-pineno |
Antiséptico y antiviral respiratorio; útil en gripe, bronquitis, rinitis infecciosa. |
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Yerba de la Piedra (Usnea hieronymi.) |
Ácido úsnico, usnatos, policétidos |
Potente antibacteriano (especialmente frente a grampositivas), antifúngico; útil en infecciones respiratorias, dérmicas y urinarias; desinfectante de mucosas y apoyo en infecciones crónicas o recurrentes. |
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Verbena (Verbena officinalis) |
Verbenalina, aucubina, iridoides |
Antibacteriana suave; antiviral moderada; apoya en infecciones febriles leves y congestión glandular. |
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Culantrillo (Adiantum capillus-veneris) |
Flavonoides (quercetina, rutina), taninos, mucílagos |
Antimicrobiano suave; expectorante; útil en infecciones respiratorias altas. |
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Thuja (Thuja occidentalis) |
Tuyona, borneol, flavonoides |
Antiviral (especialmente verrugas y papilomavirus), inmunomodulante; antimicrobiano. |
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Genciana (Gentiana lutea) |
Amarogentina, genciopicrina, xantonas |
Antibacteriana amarga; estimulante digestiva que favorece respuesta inmunitaria en infecciones crónicas. |
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Palo Santo (Bursera graveolens) |
Limoneno, α-terpineol, mentofurano |
Antimicrobiano, antiviral y desinfectante aromático; útil en ambientes infectivos y vías respiratorias. |
Agua y alcohol de cereales de calidad farmacéutica.
Producto imperecedero. Vencimiento comercial: 1 año después de abierto.
"ANTIBIÓTICO NATURAL" es, al igual que todos nuestros productos, una curiosidad botánica que no debe ser utilizada bajo las premisas de un “medicamento”. El uso es responsabilidad del cliente.
Malestar digestivo reactivo al ajo.
La dosis hace al veneno.
Todo es veneno, nada es veneno, la diferencia está en la dosis. Paracelso
¿QUIERE SABER MÁS?
Las infecciones forman parte de la historia biológica del ser humano. Acompañan nuestros ciclos de vida desde tiempos remotos y, aunque hoy las entendamos con lenguaje científico, su dinámica sigue siendo la misma: un microorganismo encuentra la oportunidad de instalarse en un tejido y crece hasta producir síntomas. Lo interesante es que no todas las infecciones son iguales.
Cada tipo de patógeno —bacteria, hongo, virus o parásito— tiene formas distintas de invadir, adaptarse y sobrevivir dentro del organismo, y por eso las manifestaciones pueden variar tanto de una persona a otra.
Las bacterias son quizás las más conocidas, pero incluso dentro de ellas existe una variedad enorme. Algunas, llamadas grampositivas, poseen una pared celular gruesa y sencilla. Son las responsables de muchas infecciones respiratorias, de garganta, de piel o de heridas abiertas. Patógenos como Staphylococcus aureus o Streptococcus pneumoniae encajan en este grupo y suelen responder muy bien a principios activos naturales como el ácido úsnico de la usnea, el eugenol del clavo o los terpenos del orégano.
Otras, como las gramnegativas, presentan una estructura más compleja y resistente. Estas suelen provocar infecciones urinarias, digestivas o incluso respiratorias más severas. E. coli, Klebsiella o Pseudomonas pertenecen a este grupo y requieren un abordaje más profundo, donde plantas como el ajo, el lapacho o el lemongrass tienen un papel especialmente valioso. Existen también bacterias anaerobias, que prefieren ambientes pobres en oxígeno y que suelen estar asociadas a infecciones dentales, intestinales o heridas profundas.
Las infecciones respiratorias representan una de las consultas más comunes. Pueden comenzar de manera viral —como un resfrío o una gripe— y luego complicarse con bacterias oportunistas que encuentran en las mucosas inflamadas un lugar ideal para multiplicarse. Aquí aparecen la bronquitis, las sinusitis persistentes, las faringitis con placas y las infecciones broncopulmonares de diversa intensidad. Plantas como el eucalipto, el pino o la usnea tienen afinidad natural por estas vías, ayudando a disminuir la carga microbiana y mejorar la función respiratoria.
En el sistema digestivo, las infecciones pueden provenir tanto de bacterias como de hongos o parásitos. La disbiosis, la candidiasis digestiva y las infecciones alimentarias forman parte de este grupo. El aparato digestivo es un terreno complejo donde conviven billones de microorganismos, y cuando se altera ese equilibrio los patógenos proliferan. Allí, plantas como la genciana, el clavo, el orégano o el ajo resultan especialmente valiosas por su capacidad de modular la flora y reducir la presencia de microbios indeseados.
La piel es otro escenario habitual de infecciones: heridas que no cicatrizan, abscesos, hongos dérmicos o sobreinfecciones por rascado. En estos casos, patógenos como Staphylococcus aureus o los dermatofitos encuentran condiciones ideales en la humedad o la ruptura de la barrera cutánea. El ácido úsnico de Usnea hieronymi, por ejemplo, se ha utilizado desde antiguo para desinfectar heridas y secar infecciones dérmicas complicadas.
Las infecciones urinarias suelen estar dominadas por bacterias gramnegativas como E. coli. Estas colonizan la mucosa de la vejiga y provocan inflamación, ardor, urgencia miccional y dolor lumbar. En estos casos, plantas con acción antiséptica urinaria como el enebro, la usnea o el lemongrass pueden ofrecer un apoyo notable.
Los hongos, por su parte, requieren ambientes húmedos y estables. La Candida albicans vive naturalmente en el cuerpo, pero puede proliferar cuando el sistema inmunitario está debilitado o cuando la microbiota está desequilibrada. Las infecciones fúngicas pueden localizarse en la piel, las mucosas, el sistema digestivo o el área genital. Plantas como el lapacho, el orégano y el clavo se han usado tradicionalmente para controlar estos procesos gracias a su fuerte actividad antifúngica.
Los virus presentan un desafío diferente. No se multiplican por sí solos, sino que utilizan las células del organismo como fábricas. Resfríos, gripes, infecciones respiratorias virales y algunos procesos de mucosas están asociados a ellos. Aunque las plantas no eliminan virus en sentido estricto, sí pueden disminuir su capacidad replicativa, modular la inflamación y fortalecer las defensas. Aquí destacan el jengibre, la thuja y el eucalipto.
Toda esta diversidad muestra por qué las infecciones no son un fenómeno uniforme y por qué la fitoterapia ofrece una paleta tan amplia de herramientas. Las plantas pueden actuar disminuyendo la carga patógena, dificultando la adhesión microbiana, modulando el terreno interno y fortaleciendo la respuesta inmunitaria. Esto explica por qué las sinergias entre distintas especies —como orégano, clavo, lapacho, ajo y usnea— suelen ser más efectivas que cada planta por separado: cada una aporta un ángulo distinto frente al problema.
Zarzaparrilla – Smilax officinalis
La zarzaparrilla es conocida desde el siglo XVI como una planta para “purificar” el organismo, expresión antigua que hoy se comprende mejor como apoyo a los procesos naturales de detoxificación y eliminación de metabolitos inflamatorios. Sus saponinas esteroidales presentan una actividad antimicrobiana suave pero sostenida, particularmente útil cuando hay infecciones crónicas o residuales que dejan toxinas circulantes, erupciones cutáneas o congestión del tejido conjuntivo.
Además, la zarzaparrilla mejora el tránsito de sustancias a través de las vías linfáticas, favoreciendo un entorno menos favorable para la proliferación microbiana. Su utilización es tradicional en sífilis, infecciones de piel, afecciones crónicas y estados donde el cuerpo parece “no poder terminar de resolver” la agresión patógena.
Lemongrass – Cymbopogon citratus
El lemongrass es una de las plantas más ricas en citral, un compuesto con marcada actividad antibacteriana, antifúngica y antiparasitaria. Estudios modernos confirman que el citral afecta la integridad de las membranas microbianas, lo que reduce la viabilidad de bacterias grampositivas, hongos tipo Candida y microorganismos respiratorios comunes.
Su aroma fresco y volátil contribuye a abrir vías aéreas, reducir la carga microbiana ambiental y mejorar la oxigenación. En formulaciones antimicrobianas se usa cuando se busca un efecto versátil: capaz de actuar tanto en infecciones digestivas como respiratorias o dérmicas, especialmente en cuadros donde predomina un componente fúngico.
Lapacho / Pau d’Arco – Tabebuia avellanedae
El lapacho es una de las plantas más ceremoniales y ampliamente usadas en Sudamérica para combatir infecciones difíciles. Las naftoquinonas como el lapachol y la β-lapachona poseen actividad antifúngica de amplio espectro, incluso contra Candida albicans resistente, dermatofitos, mohos y levaduras oportunistas.
También muestra actividad antibacteriana y antiviral moderada, convirtiéndolo en una herramienta de gran valor en infecciones crónicas, recurrentes o que involucran disbiosis fuertes. Su uso tradicional incluye infecciones respiratorias, digestivas, urinarias y cutáneas persistentes. Es un pilar en fórmulas herbales profundas.
Clavo de olor – Syzygium aromaticum
El clavo es una de las fuentes naturales más ricas en eugenol, un compuesto con actividad antiséptica y antimicrobiana extraordinariamente intensa. Ataca bacterias, hongos y parásitos, siendo especialmente eficaz en infecciones bucales, digestivas y procesos fermentativos intestinales.
El eugenol interrumpe membranas microbianas y reduce la capacidad de colonización del patógeno, lo cual lo convierte en un excelente complemento en fórmulas orientadas a infecciones internas o mixtas. Además, tiene un efecto analgésico local que ayuda en procesos inflamatorios de mucosas.
Ajo – Allium sativum
El ajo es una verdadera farmacia en miniatura. Contiene alicina, ajoeno y compuestos sulfurados volátiles capaces de actuar contra bacterias, hongos, virus y parásitos. Su espectro de acción es tan amplio que hoy se lo considera un modulador del microbioma.
En infecciones respiratorias, urinarias, intestinales o dérmicas, el ajo no solo inhibe microorganismos, sino que fortalece la respuesta inmunitaria, aumenta la actividad de macrófagos y favorece la eliminación de toxinas microbianas.
En fitoterapia se lo usa cuando la infección necesita un abordaje profundo, sostenido y de base inmunológica.
Quina – Cinchona officinalis
La quina es famosa por la quinina, alcaloide que cambió la historia de la medicina moderna. Además de su acción contra protozoos, posee efectos antibacterianos y antisépticos que la vuelven útil en infecciones febriles, procesos debilitantes y estados de agotamiento post-infeccioso.
Actúa sobre microorganismos que prosperan en ambientes húmedos, estancados y febriles, y su acción tónica ayuda a recuperar fuerza vital durante la convalecencia.
Enebro – Juniperus communis
El enebro es un potente antiséptico urinario. Sus aceites esenciales ricos en pineno y sabineno actúan directamente sobre bacterias que colonizan vías urinarias y riñones.
Además, su efecto diurético facilita la expulsión mecánica de microorganismos y metabolitos inflamatorios, lo que acelera la resolución de infecciones urinarias leves o recurrentes. Se lo considera especialmente útil en infecciones donde hay retención de líquidos o congestión renal.
Pino – Pinus sylvestris
El pino aporta aceites esenciales con marcada acción antibacteriana y expectorante. Es particularmente eficaz en infecciones respiratorias acompañadas de mucosidad espesa, congestión o tos húmeda.
Sus terpenos, como el alfa-pineno, limpian vías aéreas, reducen proliferación microbiana y mejoran la aireación pulmonar. Es un recurso clásico en sinusitis, bronquitis y procesos respiratorios infectocontagiosos.
Orégano – Origanum vulgare
El orégano es una verdadera “bomba antimicrobiana natural”. El carvacrol y el timol actúan contra bacterias resistentes, hongos, parásitos intestinales y ciertos virus.
Es uno de los fitocompuestos más estudiados en infecciones mixtas, especialmente cuando hay disbiosis, Candida, bacterias oportunistas o patógenos que suelen formar biopelículas.
Su potencia lo vuelve una de las plantas principales en cualquier formulación que busque un impacto claro sobre infecciones agudas o crónicas.
Jengibre – Zingiber officinale
Además de su efecto antimicrobiano, el jengibre cumple una función estratégica: reduce la inflamación asociada a infecciones, mejora la circulación en zonas afectadas y potencia la biodisponibilidad de otros principios activos.
Es útil en infecciones respiratorias, digestivas y en cuadros donde la respuesta inflamatoria es intensa. Sus gingeroles inhiben microorganismos y favorecen un entorno más hostil para patógenos.
Eucalipto – Eucalyptus globulus
El eucalipto es uno de los mejores antisépticos y antivirales respiratorios. Su contenido en cineol ayuda a despejar mucosidades, mejorar la respiración y reducir carga microbiana en vías aéreas.
Su uso es tradicional en gripe, bronquitis, infecciones virales de vías altas y procesos donde hay obstrucción respiratoria con componente infeccioso.
Yerba de la Piedra – Usnea hieronymi
La Usnea hieronymi es uno de los antimicrobianos naturales más potentes del Cono Sur, gracias a su alto contenido en ácido úsnico, un compuesto con fuerte actividad antibacteriana y antifúngica. Actúa especialmente sobre bacterias grampositivas como Staphylococcus aureus y Streptococcus pneumoniae, siendo muy útil en infecciones respiratorias, sinusitis, bronquitis y afecciones de garganta con carga microbiana.
También se emplea en infecciones dérmicas, heridas, abscesos y hongos resistentes, por su efecto secante y desinfectante. Su acción antiséptica sobre mucosas la vuelve valiosa en infecciones urinarias y cuadros urogenitales moderados.
Verbena – Verbena officinalis
La verbena tiene un perfil antimicrobiano suave pero muy útil en infecciones acompañadas de congestión glandular, febrícula o estados de agotamiento.
Sus iridoides y glucósidos amargos actúan sobre patógenos leves y apoyan la función linfática, clave para resolver procesos infecciosos que dejan inflamación o sensibilidad ganglionar.
Culantrillo – Adiantum capillus-veneris
El culantrillo es un recurso respiratorio clásico. Aunque su acción antimicrobiana es moderada, facilita el movimiento de mucosidades infectadas, mejora la expectoración y limpia vías altas.
Resulta útil en faringitis, bronquitis incipiente, resfríos persistentes y procesos infecciosos que se alojan en mucosas frías o congestionadas.
Thuja – Thuja occidentalis
La thuja se destaca en el campo antiviral, especialmente en virus que afectan piel y mucosas, como los papilomavirus. También muestra capacidad antibacteriana y un efecto inmunomodulador que fortalece la respuesta frente a infecciones recurrentes.
Se la emplea en procesos virales persistentes, infecciones dérmicas y cuadros donde el sistema inmune necesita reorganizar su respuesta.
Genciana – Gentiana lutea
Sus principios amargos estimulan la función digestiva y optimizan la respuesta inmunológica intestinal, donde reside una parte clave de nuestras defensas. Además, exhibe acción antibacteriana directa sobre patógenos gastrointestinales.
Se utiliza en infecciones digestivas, disbiosis y estados inmunitarios debilitados tras infecciones prolongadas.
Palo Santo – Bursera graveolens
Más allá de su aroma característico, el palo santo contiene limoneno y terpineoles con acción antimicrobiana y antiviral.
Se emplea como purificador del ambiente respiratorio y como apoyo en infecciones de vías respiratorias. En conjunto con otras plantas, mejora el tono aromático y la eficiencia de la sinergia antimicrobiana.
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